La fuerza divina que acompañó al club de Paso para la coronación en la Liga Marplatense de Fútbol. Personas que guiaron el camino y nunca se olvidarán. Ellos también son campeones.
Argentinos del Sud tocó el cielo con las manos y se consagró campeón de la Liga Marplatense de Fútbol por primera vez en su historia. El club de Paso contó con un grupo de guerreros que lucharon en el campo de juego y con una fuerza divina que acompañó desde arriba. Porque el título también fue fruto de los ángeles de Charlie, el legado de Pedrito, la obra de Titi…
Argentinos del Sud es familia. Pasión. Trabajo. Corazón. Amistad. Valores que no se adquieren de un día para el otro, ni se compran con dinero. Se heredan y transmiten de padre a hijo, abuelo a nieto, maestro a alumno. Pasan de generación en generación. Y se llevan en la sangre.
El sentido de pertenencia es el rasgo distintivo de la institución. “Soy de Argentinos, luego existo”, reza una bandera característica que acompaña sábado tras sábado al equipo de Primera. Marca de la identificación de los hinchas. Y también de los futbolistas, que verdaderamente juegan por la camiseta.
El amor al club nació mucho tiempo atrás. Desde Luis Manetta, el “constructor”, hasta Angel Canata, cuyo nombre adquirió el torneo infantil que organiza la institución.
En los últimos años, Argentinos del Sud sufrió muchos golpes duros. Porque debió lamentar la pérdida de gente valiosa que trabajó para el crecimiento de la institución: Pedro Suárez, Carlos Soria, Eugenio Merlo, Jorge Pezzati, Juan Spertino. Ellos sembraron los frutos y hoy -allá arriba- seguramente están orgullosos por el presente.
Pedro Suárez le dedicó muchas horas de su vida al club y, entre otras cosas, enseñó durante dos décadas en la escuela de fútbol. Fue un docente. Sin título, pero con vocación. E, indudablemente, el espejo de su hijo, Cristian, actual DT que llevó a Argentinos del Sud a la gloria. De tal palo, tal astilla…
“Charlie” Soria fue coordinador de inferiores hasta su fallecimiento, cinco años atrás. Después de horas de trabajo en el correo, iba a su querido Argentinos del Sud. Allí formó y acompañó a muchos de los chicos que este domingo dieron la vuelta olímpica. Incluso a sus hijos, ex jugadores. Uno de ellos, Emmanuel, fue ayudante de campo de Cristian Suárez.
“Titi” Merlo puso manos a la obra para cualquier necesidad. Fue carpintero, delegado, dirigente. Trabajó en la sede y la villa. Y, por eso, hoy la cancha tiene su nombre. Homenaje merecido.
Lo mismo puede decirse de Jorge Pezzati, otro dirigente incansable que trasladó su amor por los colores a la familia e hizo todo lo que tuvo a su alcance por el club.
No hay que olvidarse de Victoriano Retenaga, Carlos Hernández, Alberto Longobuco. Y tantos otros que se omiten en la nota, pero seguramente pusieron su granito de arena.
Los de la “vieja guardia”, que pudieron presenciar en la cancha este momento histórico, como Domingo “Mingo” Merlo, Alberto “Tito” Borioni o Juan Carlos “Yani” Favero, quienes se abrazaron y emocionaron hasta las lágrimas en el José Alberto Valle ante la mirada de sus nietos. “Tito”, como siempre, con cámara en brazo para registrar cada momento. Aunque todo lo tiene guardado en la memoria. También Franco Balducci, cuyo nieto hoy comunica con pasión y calidad las actividades del club en las redes sociales. Gracias a “Facu” Galeano se sabe todo lo que pasó acá abajo.
No hay registros de lo que ocurrió allá arriba. Sin embargo, no hacen falta pruebas tangibles para saber que hubo una caravana igual o más grande que la que armó la Banda de Paso en la sede. Y, por cierto, elijo creer que ellos hicieron algún hechizo para que los vientos corran a favor de Argentinos del Sud en la final contra Kimberley. Los ocho minutos de adición de Campagnoli para el gol de Carbone, la pelota en la mano de Iriarte, la falta de puntería de Alves, la “intuición” de Lalli… ¡es mucho, viejo!
Argentinos del Sud es campeón de Mar del Plata. Y el cielo está de fiesta.